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El Hombre que Planto Árboles por más de 25 años Revirtiendo Estragos de la Sequía

Tras más de 25 años en las laderas del Monte Lawu, una zona montañosa propensa a la sequía, un hombre establecio un nuevo record mundial tras plantar la mayor cantidad de árboles banyan y ficus que fueron plantados en 250 hectáreas en 25 años.

Se trata de Pako Sadiman de más de 70 años, el Ecoguerrero Indonesio también conocido como ‘mbah’ o ‘abuelo’ ha plantado más de 11 000 árboles poniendo recursos hídricos a la zona restaurando la vida en el bosque donde vive en la aldea de Geneng.

En este artículo te contaremos más sobre la gran historia del hombre que ha ganado un record único e histórico, pero más que un reconocimiento se ha ganado gratitud de un pueblo que pese a tildarlo de «loco» el nunca se dio por vencido.

Esta historia nos muestra que el esfuerzo es recompensado para tu alrededor, que el egoísmo es una negatividad

¿Qué lo llevo a realizar dicho esfuerzo desde hace 25 años?

Un joven Sadiman presenció cómo el bosque era destruido debido a la tala ilegal masiva y los incendios forestales. Durante su crecimiento, experimentó inundaciones, deslizamientos de tierra y sequías en su pueblo durante las estaciones secas. Al no encontrar soluciones por parte del gobierno ni de ningún otro grupo, decidió tomar acción y hacer un cambio.

Sadiman creía que el agua limpia era esencial para la vida y una necesidad básica para todos. Con el objetivo de asegurar esa necesidad para su gente y las generaciones futuras, comenzó a plantar árboles de higuera de Bengala en la tierra estéril del bosque y los cuidó con dedicación. Optó por los árboles de higuera de Bengala debido a su contribución positiva a los esfuerzos de conservación del agua, sin importar su escaso o nulo valor económico. Dirigió sus esfuerzos hacia dos colinas, Gendol y Ampyangan.

Esta misión estuvo llena de dificultades y obstáculos. Sadiman sacrificó sus cabras, cambiándolas por árboles jóvenes de higuera de Bengala, y los transportó personalmente hasta las colinas. Fue objeto de burlas y desprecio por diversas razones, una de ellas era la creencia de que los árboles de higuera albergaban espíritus malignos.

En ocasiones, los árboles que había plantado fueron talados por otros. Sadiman incluso admitió haber luchado contra pensamientos negativos para evitar el pánico de no poder ganar suficiente dinero para alimentar a su familia. A pesar de todo, su fe, paciencia y perseverancia lo mantuvieron comprometido en su tarea.

El fruto tras 25 años

Una plántula de higuera de Bengala puede costarle entre 50.000 y 10.000 rupias, lo que equivale a 2,75-5,50 libras, o 3,70-7,40 dólares, o 3,15-6,30 euros, que es mucho dinero para él. Para superar este desafío, Sadiman comenzó a cultivar plántulas de árboles de clavo en sus patios. Diez plántulas de árboles de clavo valen una plántula de árbol de higuera.

Sadiman ha sembrado alrededor de 15,000 árboles en aproximadamente 809 acres de terreno forestal. Después de más de veinte años de dedicación, los residentes de las laderas del monte Lawu están cosechando los frutos de su trabajo.

El bosque luce verde, el aire es puro y fresco, y el agua limpia fluye libremente para satisfacer las necesidades diarias de más de 800 familias en cinco aldeas, así como para el riego de más de 100 acres de arrozales, incluso durante las estaciones secas. Ahora cuenta con el respaldo de diversas partes interesadas, como el gobierno local y grupos de voluntarios.

Anteriormente, la escasez de lluvia en el área donde Sadiman plantó árboles limitaba a los agricultores a una sola cosecha al año, pero gracias a las abundantes fuentes de agua, ahora pueden realizar dos o tres cosechas.

El renacimiento del bosque y la aldea

Gracias a la iniciativa reconocida de Sadiman y la influencia de las redes sociales en la actualidad, un lugar que solía ser conocido por los desastres naturales ahora se ha transformado en un popular destino turístico de naturaleza. Muchas personas desean visitar la zona para disfrutar de su belleza natural y también tener la oportunidad de encontrarse con Sadiman en persona.

En 2015, la comunidad en línea apodó al bosque con el nombre de «Hutan Sadiman» o Bosque de Sadiman. Inspirados por este fenómeno, los jóvenes y millennials del pueblo de Conto, donde reside Mbah Sadiman junto con otras tres mil personas, iniciaron un proyecto comunitario llamado CintaConto o «Ama a Conto» en inglés. Comenzaron con una plantación masiva de árboles en noviembre de 2015, a la que se unieron cientos de voluntarios de diferentes partes de Indonesia.

Posteriormente, con la colaboración del programa de servicio comunitario de la cercana Universitas Gadjah Mada, la comunidad decidió convertir su proyecto en una zona de ecoturismo. Construyeron un camping, senderos forestales, un área de descanso, talleres que ofrecen diversos paquetes turísticos, un campo comunitario donde se cultivan frutas y verduras, e incluso un museo en honor a la leyenda viva, Sadiman. Hoy en día, el bosque de Sadiman se ha convertido en uno de los destinos principales para el turismo de naturaleza en la región.

Los habitantes locales continúan desarrollando este programa debido a los impactos positivos que ha tenido en la comunidad en términos sociales, económicos y ambientales. Este es solo un ejemplo de cómo un gran logro puede surgir a partir de algo que alguna vez fue objeto de burla. Una vez más, se demuestra que nosotros, como individuos, tenemos el poder de cambiar las reglas del juego en nuestras comunidades locales.

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