Nueva Zelanda ha propuesto un impuesto sobre los animales de granja que eructan y orinan en un intento por combatir el cambio climático. Por primera vez en el mundo, el impuesto agrícola podría respaldar el compromiso del país de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y convertirse en carbono neutral para 2050.
Se ha advertido a los agricultores descontentos con la propuesta que podrían recuperar el costo cobrando más por productos amigables con el clima.
¿Sería bueno para los agricultores este impuesto?
Según el plan propuesto por el gobierno, los agricultores comenzarían a pagar por las emisiones en 2025, aunque el monto aún no se ha determinado. La primera Ministra Jacinda Ardern dice que todo el dinero recaudado del impuesto agrícola propuesto se devolvería a la industria para financiar nuevas tecnologías, investigaciones y pagos de incentivos para los agricultores.
Al reducir las emisiones agrícolas, agrega que el mayor mercado de exportación de Nueva Zelanda obtendría una «ventaja competitiva… en un mundo cada vez más exigente sobre la procedencia de sus alimentos».
¿Por qué Nueva Zelanda propone un impuesto sobre los eructos del ganado?
La agricultura representa casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de Nueva Zelanda. Hay solo 5 millones de personas en el país, pero unos 10 millones de ganado vacuno y lechero y 26 millones de ovejas. Los animales de granja producen gases que calientan el planeta, particularmente el metano de los eructos del ganado y el óxido nitroso de su orina.
El gobierno se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer que el país sea neutral en carbono para 2050. Parte de ese plan incluye la promesa de reducir las emisiones de metano de los animales de granja en un 10 % para 2030 y hasta en un 47 % para 2050.