Un robot hecho de fluido magnético se puede hacer más pequeño, más delgado o se puede dirigir para que se rompa con imanes especiales, lo que podría ser útil para administrar medicamentos al cuerpo. Un robot blando hecho de gotitas de un fluido magnético puede romperse y reconstituirse más tarde cuando encuentra obstáculos o pasajes estrechos. Los investigadores dicen que podría usarse para la administración de medicamentos dirigidos en el futuro.
Xinjian Fan de la Universidad de Soochow en Taiwán y sus colegas utilizaron gotas de un ferrofluido, en este caso nanopartículas de óxido de hierro magnético suspendidas en aceite, para hacer un robot blando de aproximadamente un centímetro de tamaño. Un conjunto de imanes controlables puede dirigir al robot para que se mueva o cambie de forma, según sea necesario, actuando sobre las nanopartículas.
Para hacerlo moverse a través de un canal angosto, los investigadores usaron sus imanes para apretar el robot en una forma delgada y alargada. También usaron campos magnéticos para hacer que un robot de un centímetro o un milímetro se dividiera en un grupo de robots más pequeños, de un milímetro o un micrómetro. Otro ajuste del campo magnético dirigió las partes para que se fusionaran de nuevo en una sola.
El uso del nuevo robot en medicina es plausible, pero muy probablemente en un futuro lejano, dice Hamidreza Marvi de la Universidad Estatal de Arizona. Él dice que podría encontrar un uso más inmediato en dispositivos de laboratorio en un chip donde los procesos químicos, como las pruebas de virus, se llevan a cabo en un espacio muy pequeño. En estas situaciones, los robots de ferrofluidos podrían suministrar los productos químicos necesarios para las reacciones.
El gran potencial del robot líquido
Este fluido abre la puerta para tener muchas aplicaciones, pero la que más entusiasma a los científicos es su uso en el campo médico.
Pietro Valdastri, de la Universidad de Leeds (Reino Unido), dijo que la sustancia podría transportar medicamentos dentro del cuerpo si un paciente lo ingiere. El robot líquido circularía por el torrente sanguíneo, cambiando de forma o fragmentándose para adaptarse a las venas o atravesar tejidos, y llegar directamente a órganos o zonas específicas.
Un robot médico construido de esta manera, por ejemplo, podría circular por el torrente sanguíneo e ir cambiando de forma para adaptarse a las venas humanas y llegar a destino, donde aplicar alguna medicina o realizar alguna acción imposible de otra forma (bloquear un derrame, por ejemplo, o hacer un diagnóstico sobre una lesión).